SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL COMUNISMO POR PARTE DE LA CLASE OBRERA DE NUESTRO PAÍS.

Enrique Velasco

El voluntarismo obrero y su límite: la estructura.-

 El voluntarismo es una actitud que funda las previsiones más en el deseo que en las posibilidades reales; o sea, el predominio de la voluntad sobre el conocimiento.

En las organizaciones obreras, ha sido muy frecuente este tipo de actitudes, que vienen emparentadas con restos de la visión religiosa de estos temas.

Con buena voluntad, se resuelven todos los problemas, se dice. No, no es cierto. Con buena o mala voluntad los problemas estructurales exigen, en primer lugar, conocer la estructura. Y de ese conocimiento  hay que arrancar. Con la sola buena voluntad no se avanza nada.

La estructura, la ordenación de los elementos, en la relación del trabajo por cuenta ajena, la relación laboral de la producción capitalista, tiene tres elementos relacionados entre sí. Uno es material, los medios de trabajo. Los otros dos son personales, el obrero y el empresario. La relación del obrero con los medios, es la de utilizarlos en su trabajo. La relación del empresario con los medios es la de propiedad: disponer de ellos y apropiarse de los frutos que se obtengan con su utilización. La relación entre el obrero y el empresario es, en consecuencia, la obediencia en el trabajo por parte del obrero, y la de la dirección, decisión y mando, por parte del empresario.

Estos elementos y estas relaciones, componen un tipo de estructura. La reproducción de esta estructura, su sostenibilidad, su duración en el tiempo, exige que no sea cambiado, sustituido, suprimido, añadido, ningún elemento. Y, asimismo, que no se haya cambiado la relación entre ellos. Si se cambia cualquiera de ellos, estaríamos en otra estructura, habríamos cambiado de estructura.

Los efectos más importantes del funcionamiento de la estructura productiva del capital, se refieren a la participación en la misma del obrero y el empresario. Entre ellos, el más característico es que el obrero obtiene de su participación, a cambio de su trabajo, una cantidad que se llama salario, mientras que el empresario obtiene otra cantidad que se llama ganancia.

Estas cantidades, guardan entre sí, las mismas relaciones que enlazaban entre sí a los elementos que intervienen en la producción. De manera que, no pueden señalarse de modo independiente, sino que el salario irá en relación con los medios de trabajo (su calidad, su coste), con la productividad del mismo; y la ganancia; a su vez, dependerá, de los datos que acabamos de citar, a los que hay que añadir el montante de los salarios.

Eso quiere decir que, dentro de esta estructura, los elementos y las relaciones entre ellos, tienen unos márgenes de funcionamiento autónomo muy estrechos. Los obreros no pueden obtener el salario que quieran, ni el empresario, la ganancia que quiera. Van unidos entre sí todos los elementos, y además, relacionados entre sí de una determinada manera, y no de otra.

Si el obrero quiere ganar mayor salario, el empresario le dirá que no puede dárselo, porque si lo hace, él ganaría menos.

Para estos casos, la estructura tiene prevista su propia salida que, por eso, se llama estructural.

Se trata de seguir las propias reglas de la estructura, sin cambiar, por lo tanto, ni los elementos, ni las relaciones entre ellos.

Todo eso se consigue aumentando la productividad. Se produce más en el mismo tiempo de trabajo. Por tanto, se puede aumentar, en la misma proporción que antes, ganancia y salario.

No ha habido cambio de estructura, y sin embargo se ha conseguido aumentar el salario (y la ganancia, claro).

La cosa, en la práctica, es un poco más complicada.

La razón es la siguiente: la productividad es la relación entre el tiempo de trabajo y el producto obtenido. En una palabra lo que produce un obrero en una hora. ¿Cómo se consigue aumentarla?

Normalmente intervienen en este aumento dos elementos. La destreza, los conocimientos y el aumento del esfuerzo (lo que se llama la intensidad del trabajo), de una parte; es decir, el aumento de todo ello. Y de otra parte, la mejora del utillaje, la mejora de las máquinas y los métodos (las maneras de manejarlas); o sea, un coste mayor para el empresario.

Pues bien, se tiene en cuenta todo, se estudia todo, se ajusta todo, y al final se consigue lo que pretendía (aumentar el salario), sin modificar la estructura.

Esta solución estructural, es la propuesta socialdemócrata. Con buena voluntad y el esfuerzo de todos, se consigue lo que la socialdemocracia ofrece, mejorar las condiciones de trabajo y vida de los obreros, sin cambiar la estructura que los convierte y los mantiene como obreros, a pesar de todos las mejoras conseguidas. Es la salida ofrecida a los obreros suecos, alemanes, franceses, americanos.

 

               De manera que, con la misma estructura (los mismos elementos y la misma relación entre ellos) productiva, puede haber obreros que ganan, de salario, el doble que otros.

 

Es lo que puede ocurrir entre los salarios de los obreros marroquíes y los obreros suecos; todo depende de su productividad.

Esto ocurre con todos lo países capitalistas. Todos tienen la misma estructura productiva, pero el nivel de su productividad es el que permite que los salarios puedan ser más altos en unos que en otros.

Cuando la productividad es alta, los salarios pueden ser altos y los impuestos también (empresarios con buenas ganancias y obreros con buenos salarios, pueden pagar impuestos altos). Con impuestos altos se pueden montar buenas comunicaciones, buenos transportes, abundante energía, buena enseñanza, buena sanidad, buenas pensiones. Es Suecia.

Con baja productividad, todo disminuye en cantidad y calidad. Es Marruecos.

Y, sin embargo, la estructura productiva, la organización del trabajo, sigue el mismo esquema.

Esta es la problemática, tal como la ven las instituciones del capital: Organizaciones Patronales nacionales e Internacionales, Centros de Estudio e Investigación, Universidades Públicas y Privadas, Servicios de Estudio de Bancos, Publicaciones especializadas, Partidos Políticos.

Las instituciones de los obreros, sindicatos, Partidos y demás organizaciones, en su inmensa mayoría, comparten esta visión respecto a la producción.

El problema del desarrollo, de la pobreza, etc, sigue este mismo esquema. Es un problema de productividad. El problema de la estructura productiva,  ni siquiera se plantea. La ordenación del trabajo ajeno por parte del capital, aparece como la estructura más lógica, más natural y, sobre todo, más productiva.

En este planteamiento, que es el que se suele conocer como liberal, caben los dos movimientos políticos del capital, más importantes; los conservadores o populares, y la socialdemocracia. Ambos encuadran la inmensa mayoría de la ciudadanía de todo el mundo capitalista (cada vez más, todo el mundo). Y sin distinción de empresarios u obreros, votan alternativamente a unos y a otros.

Es de hacer notar que, en uno y en otro, la estructura productiva que defienden es la misma: el trabajo por cuenta ajena. Es la estructura productiva, aceptada, casi universalmente.

Y en el seno de ella, conviene repetirlo, plantean, Partidos y Sindicatos, Gobiernos, Organizaciones Internacionales –O.N.U, sus organismos especializados (O.I.T, UNESCO, etc.), O.N.Ges, y Expertos y estudiosos, los problemas más tristes de la humanidad, en la actualidad: pobreza, injusticia, guerras, desarrollo (y sobre todo, subdesarrollo).

Todas las propuestas que se presentan, incluyen esta estructura productiva. Se plantean cambiar muchas cosas; todas, menos una: el trabajo por cuenta ajena.

El hecho de que la estructura productiva sea la misma en casi todos los países del mundo, se refleja en el mundo de las instituciones, en el sentido de que las formas de reproducción (los programas políticos de los partidos) son, esencialmente, iguales; y se refleja en las  instituciones culturales, en lo que se conoce como el “pensamiento único”.

La propuesta comunista rompe esa monotonía, desde el momento que parte de una estructura productiva distinta, y desde allí, enfila hacia un programa político distinto, y hacia formas culturales propias de la nueva estructura.

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